- Hilo de algodón (el que utilizan en las pastelerías)
- Alcohol de 96º
- Encendedor
- Recipiente profundo con agua fría y hielo
Procedimiento:
1) Mojas un hilo de algodón alcohol
2) Atas el hilo alrededor de la botella a la medida
que quieres que se haga el corte, el hilo sobrante cortalo bien al ras
del nudo (ten en cuenta que el corte se hace 1cm. por arriba de tu
marca)
3) Enciendes el hilo con
encendedor (fijate de haberte lavado las manos y no tengas restos de
alcohol) y dejas que se consuma todo el alcohol y que el hilo se ponga
negro.
4) Sumerge inmediatamente la botella en un balde
hondo lleno de agua fría (en forma invertida si lo que quieres es usar la
parte de abajo de la botella) la mueves un poco, vas a un ruido y listo!… si cuando sacas la botella todavía no se corto dale unos golpecitos o vuelve a repetir la operación.
El cristal se cortará, debido al efecto del cambio de temperatura, por la línea donde estaba colocado el hilo.
1. No beber suficiente agua - El cuerpo necesita al menos dos litros de agua al día. Debemos beber a cualquier hora del día, no esperar a tener sed.
2. Tomar muchos refrescos, incluyendo de dieta - Los refrescos contienen muchos azúcares -aunque sean "light" y no es bueno abusar de ellos.
3. Comer entre comidas - A veces nos empeñamos en
comer menos de lo que el cuerpo nos pide y, al final, lo que ocurre es
que nos entra hambre a todas horas y terminamos atacando la nevera y
comiendo lo primero que nos encontramos.
4. Saltar el desayuno - Por ser la primera comida,
el desayuno es muy importante. Debe contener hidratos, proteínas, grasas
y vitaminas. No la podemos saltar o nos faltarán las vitaminas para
afrontar la jornada diaria.
5. Abusar de los alimentos “light”- Es cierto que
este tipo de alimentos tiene un menor porcentaje de calorías que los
normales, pero ello no quiere decir que no engorden. Lo lógico es
consumir los productos "light" en la misma medida que lo haríamos si no
lo fuera.
6. Tomar bebidas alcohólicas - Además de los
problemas de salud que puede causar la ingesta de bebidas alcohólicas,
tienen una gran cantidad de calorías, por lo que nos harán subir de
peso.
7. No llevar una dieta variada - Nuestra
alimentación debe contener todo tipo de alimentos, desde verdura, fruta,
carnes, lácteos… No se puede abusar de determinados alimentos y
prescindir de otros.
8. Comer muy rápido - Las prisas no son nada buenas a
la hora de comer. Si comemos a la prisa es muy posible que terminemos
ingiriendo más de lo que nuestro organismo necesita. Hay que masticar y
comer despacio para facilitar la digestión.
9. Abusar de las comidas rápidas - Con el ritmo de
vida que llevamos a veces es inevitable acudir a las cadenas de comida
rápida. No es bueno que este tipo de alimentos se conviertan en nuestro
menú diario.
10. Guiarse por falsos mitos alimenticios - Se cree
que el pan integral engorda menos que el pan blanco. La realidad es que
ambos tienen el mismo número de calorías, lo único es que el pan
integral tiene mucha más fibra.
En1947,
Estados Unidos anunció el hallazgo de un platillo volador cerca de
Roswell, Nuevo México. Horas después lo desmintió. ¿Qué hay detrás
de esta historia?
Los titulares eran espectaculares: «La RAAF captura un platillo
volador en un rancho de Roswell», "El Ejército declara que ha
encontrado un disco volador", "El Ejército encuentra un
platillo volador en un rancho de Nuevo México". El 8 de julio de
1947, el oficial de prensa de la base de las Fuerzas Aéreas
estadounidenses en Roswell (Roswell Army Air Field, RAAF) había lanzado
la noticia más importante del siglo.
La primicia se divulgó al mediodía, hora de
Nuevo México, y debido a las diferencias horarias en EE UU llegó tarde
a la mayoría de los periódicos de la mañana, pero apareció en
algunos vespertinos. La nota de prensa inicial fue ampliada por la base
aérea, y tanto la oficina del sheriff como los periódicos locales
fueron asediados por una ansiosa opinión pública. De pronto, en medio
de tanta expectación, el Ejército cambió su versión: no era un
ovni, sino sólo un globo.
Los titulares del día siguiente daban por
zanjada la historia: "La noticia sobre los platillos voladores
pierde interés; el "disco" de Nuevo México es sólo un globo
meteorológico". Durante algunos días, en muchos periódicos
aparecieron imágenes de los supuestos restos, y luego cesó la
información sobre el incidente durante treinta años.
La historia del platillo accidentado habría
permanecido ignorada de no haber sido por una conversación casual entre
el físico nuclear Stanton Friedman y el director de una televisión de
Luisiana. Un día de 1978, mientras esperaba para ser entrevistado
acerca de sus trabajos sobre ovnis, Friedman entabló conversación con
el director de la emisora, quien le dijo que debía hablar con un hombre
llamado Jesse Marcel. "Cuando estuvo en el Ejército, Marcel llegó
a tocar fragmentos de uno de esos platillos voladores. Ahora vive en
Houma, Luisiana."
TESTIGO PRESENCIAL
Al día siguiente, Friedman se puso en contacto
con Jesse Marcel, oficial de información de la RAAF cuando ocurrió el
presunto accidente, cerca de Corona, a 120 km de Roswell. Marcel dijo
que se le ordenó recoger los restos y entregarlos en Wright Field
(Ohio), donde el Ejército almacenaba material capturado al enemigo. No
recordaba las fechas exactas. Mientras esto sucedía, el oficial de prensa,
Walter Haut, anunciaba oficialmente la noticia, que sería desmentida
ese mismo día afirmando que se trataba de un globo meteorológico. El ufólogo William Moore, que colaboraba con
Friedman, obtuvo el relato de un testigo que daba un marco temporal a
los acontecimientos. En el primer número de Flying Saucer Review, la
presentadora de televisión Hughie Green declaraba que, cerca de
Filadelfia, escuchó en la radio del coche que el Ejército había
recuperado un ovni. Trató de averiguar algo más sobre el caso, pero no
lo consiguió. Aunque no fuera mucho, tenía una fecha: finales de junio
o principios de julio de 1947.
Investigación En Profundidad
Moore encontró los periódicos del 8 de julio
de 1947 que cubrían el suceso de Corona-Roswell. En los artículos
aparecían las fechas y los nombres del ranchero, el sheriff y el
personal de la RAAF. Friedman y Moore entrevistaron a 62 personas
relacionadas con el acontecimiento, entre ellas Bill Brazel (hijo del
ranchero que halló los restos), algunos vecinos -como Loretta Proctor-
que incluso habían recogido piezas, y el hijo de Jesse Marcel.
Haut, el oficial de prensa que había dado a
conocer la historia, aún vivía en Roswell, y gracias a su anuario se
pudo localizar a otros testigos y obtener detalles del suceso. En 1986,
Friedman y Moore ya habían entrevistado a 92 personas y publicado seis
artículos. Friedman convenció a los productores de Misterios Sin
Resolver de la conveniencia de emitir un reportaje sobre Roswell en su
programa en la NBC-TV. En agosto de 1989, mientras filmaban en Roswell,
Friedman conoció a Glenn Dennis, antiguo trabajador de la Funeraria
Ballard, que prestaba sus servicios a la base aérea.
Por primera vez, Glenn mencionó las anomalías
habidas en el hospital de la base en el verano de 1947. No sólo fue
consultado sobre la manera de tratar "cuerpos pequeños", sino
que fue expulsado por la fuerza del hospital en su siguiente visita.
¿Tenían cuerpos de extraterrestres hallados
en el lugar del accidente? Dennis así lo cree. Según dice, conoció a
una enfermera de la base que le comentó que dos doctores habían
practicado la autopsia a unos cadáveres "muy malolientes".
Según Dennis, esos cuerpos tenían la piel grisácea, cabezas
grandes, hendiduras u orificios como nariz, orejas y boca, cuatro finos
dedos, sin pulgar, y carecían de pelo. Después de varios encuentros
con Dennis, la enfermera desapareció, en apariencia trasladada a Gran
Bretaña, pero cuando trató de ponerse en contacto con ella sus cartas
le fueron devueltas con el sello "Difunta".
Esa emisión de Misterios sin resolver en
septiembre de 1989, fue todo un éxito: fue vista por 28 millones de
personas en EE UU. Le siguió una avalancha de libros, programas de TV y
ataques de detractores. Por entonces, los investigadores se habían
dividido en dos facciones: si bien ambas estaban de acuerdo en que se
había estrellado un ovni en el rancho Foster, una, en la que figuraba
el propio Friedman, creía que había ocurrido un segundo accidente, en
San Agustín (Nuevo México).
¿Otro OVNI?
La teoría de un segundo accidente se basa
sobre todo en los testimonios de dos testigos clave. El primero, Gerald
Anderson, se puso en contacto con Friedman después de ver en 1990, la
reposición del documental de Misterios sin resolver En aquella época,
el otro testigo, Grady Barnett, había relatado su historia a dos amigos
que posteriormente informaron a Friedman.
Ambos testigos contaron casi lo mismo: el
descubrimiento de los cuerpos de extraterrestres en el lugar del
platillo accidentado. Según Anderson, uno de los alienígenas había
sobrevivido al aterrizaje forzoso. Entretanto, empero, Barnett había
fallecido y la historia de Anderson no pudo ser contrastada. Muchos ufólogos
no acaban de creer en el accidente de San Agustín.
Los hechos de Corona gozan de una mayor
credibilidad. En la obra de Friedman "Crash At Corona", escrita en
colaboración con Don Berliner y publicada en 1992, se resuelven algunas
de las incógnitas de la historia. Ahora sólo queda por ver qué puede
dar de sí la desclasificación de la documentación oficial relativa al
caso, ordenada en junio de 1997.
RELATO COMPLETO
La historia del accidente de Roswell empezó el
2 de julio de 1947, cuando Mac Brazel oyó una fuerte explosión en
plena tormenta eléctrica.
A la mañana siguiente, Brazel, que era el
administrador del rancho Foster, situado entre Roswell y la ciudad de
Corona, salió a inspeccionar una bomba de agua. Por el camino descubrió
una zona de un kilómetro de longitud sembrada de restos de un material
que, cuando se doblaba, se volvía a enderezar espontáneamente.
También había trozos de lo que más tarde se
vino a llamar las "viguetas en I", que tenían grabados unos
extraños símbolos de color azul lavanda. Esas viguetas eran tan
livianas como la madera de balsa y no podían romperse ni quemarse.
El 6 de junio, Brazel volvió al lugar, cargó
los restos que pudo en su vieja camioneta y los entregó al sheriff de
Roswell, quien a su vez los mostró al comandante Marcel. Éste los
examinó y comentó que eran de un material muy extraño y totalmente
diferente a lo que había visto.
Como oficial de información de la única
unidad de bombardeo atómico del mundo, el parecer de Marcel merecía
cierta credibilidad. El jefe de la base de Roswell, William Blanchard,
ordenó a Marcel y a Sheridan W. Cavitt, un oficial de contraespionaje,
que acompañasen al ranchero hasta el lugar y recogiesen los restos.
En el siguiente archivo en formato .pdf (Adobe
Acrobat Reader) podéis observar el teletipo que se envió a los
distintos medios comunicando que un objeto discoidal se había
estrellado en Roswell.
HALLAZGO
En su libro "Crash At Corona", Friedman recoge el
testimonio de Marcel: "Los restos estaban esparcidos por una
superficie inmensa. No eran de algo que se hubiese estrellado o hubiese
estallado al chocar con el suelo. Eran de algo que explotó mientras
volaba a gran velocidad. Mi opinión como entendido en aviación es que
aquello no era un globo meteorológico ni un avión ni un misil".
Los dos hombres cargaron en sus vehículos
todos los trozos que pudieron, dejando una gran cantidad de ellos. En el
viaje de regreso a Roswell, Marcel se detuvo en su casa para enseñar
algunos de los restos a su esposa y a su hijo.
A la mañana siguiente, el coronel Blanchard
ordenó que se aislase la zona. Envió un grupo de soldados y policías
militares al rancho, y se procedió a una búsqueda minuciosa por toda
la zona. De vuelta a Roswell, el teniente Haut, el oficial de prensa,
anunció la captura de un plato volador. La noticia fue difundida por la
radio local y apareció en las ediciones vespertinas de los periódicos
de la zona.
Mientras tanto, el comandante Marcel recibió
orden de embarcar los restos del presunto platillo volador en un B-29 y
trasladarse con ellos a Wright Field (actual base de Wright-Patterson),
en Ohio, haciendo escala en el cuartel general de la 8a. Fuerza Aérea,
en Fort Worth (Texas).
Mientras, en Washington, el jefe del Mando Aéreo
Estratégico había tenido noticia del caso y se había puesto en
contacto con el jefe de Estado Mayor de Fort Worth, al que encargó que
inventase una historia alternativa y que dejase la gestión del
incidente en manos del general Roger Ramey, el jefe de esa base.
Cuando Marcel aterrizó en Fort Worth, Ramey le
dijo que no comentase nada, que él se hacía cargo del asunto. Irving
Newton, el meteorólogo de la base, llevó al lugar de los hechos unos
trozos de un globo meteorológico y de un reflector de radar, hecho de
hoja de aluminio y varillas de madera. Marcel posó con esos restos
falsos y se dijo a la prensa que se había cometido un error, que no era
un platillo volador, sino un reflector de radar.
La nueva versión de la historia fue emitida a
las 17 horas, demasiado tarde para los periódicos, excepto para la última
edición de Los Ángeles Herald Express. El subtítulo decía "El
general cree que se trata de los fragmentos de un radar meteorológico".
CUERPOS DE LOS ALIENS
La limpieza del rancho Foster y de sus
alrededores duró una semana, durante la cual se prohibió a Marcel que
hablase con nadie. La búsqueda de restos se amplió y, dos días más
tarde, se encontró el elemento principal del platillo volador y, a sólo
1.600 m de éste, los cadáveres de unos extraterrestres.
En 1990, Stanton Friedman entrevistó a un fotógrafo
militar -identificado sólo como FB- que declaró haber visto unos
cuerpos en un campo cercano a Corona. FB estaba destinado en la base
aeronaval de Anacostia (Washington DC), cuando él y otro fotógrafo
recibieron la orden de ir a Roswell. Una vez allí, los dos hombres
fueron conducidos a una tienda montada en un campo y se les dijo que
fotografiasen su contenido. "Vi cuatro cuerpos", afirmó
FB. Las cabezas le parecieron desproporcionadamente grandes.
Estas cuatro
fotografías pertenecen a la famosa filmación de la autopsia que le
hicieron a uno de los cuerpos rescatados en el accidente ovni de Roswell.